Aplicaciones con Drones en el campo de golf
Vea como dos superintendentes experimentan con aplicaciones vía dron, obtenga información en la logística y limitaciones de esta práctica y vea estas aplicaciones en acción.
Septiembre, 2021 | Andrew Hartsock
¿Alcanzar un lago infestado de algas? Fácil para un dron. Otorgando soluciones para esas áreas de difícil acceso, es un uso emergente de las nuevas tecnologías en el campo de golf.
Con algunos días de diferencia, a finales de agosto, dos superintendentes apartados por más de 1,000 millas, ofrecen in vistazo tentador a lo que puede ser el futuro del mantenimiento en los campos de golf.
Mientras los vehículos aéreos no tripulados — UAVs, por sus siglas en inglés o drones — ya tienen muchos usos en los campos de golf, estos superintendentes muestran una más: pulverizaciones. Aunque la tecnología no está todavía lista para su explotación, las pruebas muestran su gran potencial.
“Creo que esta tecnología llegará para quedarse, especialmente con los drones grandes,” apunta Alan FitzGerald, superintendente clase A del LedgeRock Golf Club en Mohnton, Pa., y socio de la GCSAA por 24 años. “En este momento, para césped fino, no está listo, básicamente porque el rango de aplicación es bajo. Bajo la perspectiva de productividad, podemos poner a una persona en una aplicadora con GPS, que es aún más eficiente. Pero para áreas fuera de juego y zonas de difícil acceso, deberá ser una gran herramienta. Deberá ahorrar mucha mano de obra.”
Ryan Cochran de Five Points Ag Services, ubicado en New Holland, Pa., visitó LedgeRock el 24 de agosto, para dirigir una pequeña prueba. Llenó el tanque de su dron con tintura de rastreo de aplicaciones y pintó un bunker con él. FitzGerald subió un video en tweeter del dron en acción.
No mucho después, Ken Rost de Frost Inc. en St. Croix Falls, Wis., pasó por el campo municipal de Luck (Wis.). Rost ha comenzado a explorar la posibilidad de expandir sus servicios de aplicaciones agrícolas con drones, a los campos de golf, queriendo probar el reto del campo Luck, notorio por su reserva forestal.
Después de que Rost hizo algunos vuelos de prueba, el superintendente de Luck, Kevin Clunis, tuvo una idea: El campo no había podido hacer el tratamiento contra algas (duckweed) en esta temporada, y Clunis ya la estaba viendo florecer.
“Pregunté si (Rost) consideraría una aplicación acuática,” recuerda Clunis, socio de la GCSAA por 39 años. “Me dijo que no sabía cómo actuaría sobre el agua. Así que le dije: ‘¿Por qué no lo volamos sobre el lago y vemos qué puedes hacer?’ También tenemos una Fuente trabajando, lo que nos ayudaría a ver qué tan fácil sería evitar un accidente. Por supuesto, todos nuestros golfistas estaban entusiasmados de ver esa cosa. Muchos se detuvieron a observar.”
Rost puso el video de la aplicación del lago en tweeter, creando una conmoción a través de la red social.
“Creo que puede haber utilidad para esto en los campos de golf,” comenta Clunis. “Áreas remotas, aplicaciones en lagos, las zonas entre los tees, donde no es fácil subir los equipos… Tomará algo de tiempo, seguramente. Todavía están aprendiendo cómo manejar las ventajas de estos aparatos.”
Oportunidades y obstáculos
Los dos experimentos con drones en el campo de golf, tuvieron más en común que el solo hecho de averiguar su utilidad, al vuelo. Los pilotos, Cochran y Rost, son contratistas de servicio con Rantizo, una compañía basada en Iowa, que vende equipos y servicios para drones fumigadores agrícolas.
“Incursionamos en los campos de golf hace unos 18 meses atrás,” apunta Michael Ott, CEO de Rantizo, co-fundador de la compañía hace 3 años y medio. “En ese tiempo, decidimos que todavía no estaba listo. Sabíamos que teníamos que hacer algunas mejoras. Hemos tenido algunos altibajos desde entonces.”
Rantizo tiene 50 contratistas de costa a costa, y aunque la agricultura comercial es el fuerte de la compañía, Ott comenta, “El Golf es un área de expansión. Creo que lo que ven en esos videos, será algo común en los próximos dos o tres años.”
La fumigación con drones todavía tiene obstáculos y sus limitaciones. Primero, aunque cualquiera pueda volar un dron con fines recreacionales, las aplicaciones comerciales requieren una licencia de la Federal Aviation Administration en USA. La aplicación de pesticidas desde al aire, es un asunto completamente diferente.
Es complicado para Rost el hecho de que Frost Inc. queda justo al noreste de Minneapolis, en la frontera Minnesota-Wisconsin, donde los requerimientos para la licencia llegan a variar de estado a estado.
“El camino para hacer esto … no ha sido algo fácil,” comenta Rost. “Hay problemas con la licencia de la FAA y después surgen los problemas con los estados y los grupos ambientalistas. Adicionalmente a la licencia para volar el dron, debes tener licencia para la aplicación de pesticidas. Nos pasamos todo el invierno para conseguirla.”
Frost Inc., la cual está afiliada a los chapters de la GCSAA en Minnesota, Wisconsin y South Dakota, otorgaba el servicio de fumigaciones mucho antes de explorar la tecnología con drones. Incursionó recientemente en el uso de drones, para aplicar los asientos de los estadios con desinfectante, en estos meses de pandemia; Rost afirma que la compañía ha concentrado sus esfuerzos en propiedades agrícolas de alto valor de negocio, de poca superficie — como viñedos, plantaciones de orquídeas y cannabis, parcelas de calabazas y campos de fresas.
“Aún estamos en el proceso de aprendizaje en las fumigaciones con drones,” comenta Rost. “El Golf se ha convertido en un Mercado primario para nosotros (en aplicaciones tradicionales), es por ello que estamos apostando a ese nicho con los drones, intentando encontrar la propuesta de valor para el cliente.”
Ken Rost de Frost Inc. llevó un dron al campo municipal Luck (Wis.) en agosto, para practicar el vuelo del aparato en un sitio poblado de árboles.
Las dosis de aplicación también tienen variantes, cosa que FitzGerald aprendió durante sus ensayos. Aunque Cochran hizo una demostración rápida con un dron equipado con un aguilón de 14 pies sobre los fairways de LedgeRock, el principal interés del superintendente era aplicar esas áreas pequeñas y difíciles de alcanzar del campo. LedgeRock tienen superficies onduladas y muy empinadas. FitzGerald espera particularmente, enfocarse en las áreas fuera de juego con fescue entre los tees, por ejemplo, que casi siempre están al pie de la lista de trabajos por hacer.
“Tenemos muchas áreas donde no pueden entrar las máquinas,” afirma. “Todo lo hacemos a mano, hay zonas donde apenas entra el Ventrac con la cortadora. Quería ver si podíamos hacer llegar algo para aplicar químicos.”
Como lo probó la aplicación de tinta en el búnker, no hay problemas con la accesibilidad. El dron será perfectamente capaz de aplicar esos fescues, y FitzGerald ya tiene una agenda de seguimiento con Cochran para hacer una prueba con producto real, pero esa cita ha sido demorada por el clima. Sin embargo…
“Está aplicando a dosis agrícolas,” dice FitzGerald. “Yo aplico mis fairways a razón de 1 galón por 1,000 pies cuadrados, o 40 galones por acre. Esta cosa aplica 2 galones por acre, así que es algo completamente diferente — el químico concentrado en el tanque de aplicación. Esta es la principal duda para mí. En mis áreas con fescue, la cobertura no tiene que ser 100% perfecta. Mi preocupación es qué tan bien puede trabajar en bluegrass. Esa fue la razón por la que hicimos el ensayo en el búnker, y la cobertura se vio bien a razón de 9 galones por acre. Simplemente no conozco su eficacia a tan bajo volumen de aplicación.”
Cochran eventualmente regresó a LedgeRock para hacer una aplicación formal. Reporta que pasó unas cuatro horas aplicando “tres pequeñas manchas”, haciendo un total de 2 acres aproximadamente.
“Todavía estoy aprendiendo,” afirma Cochran. “Me va a tomar algo más de tiempo. El dron está diseñado para aplicar campos planos. Podemos aplicar colinas empinadas, pero tenemos que ir lento para ajustarnos al terreno. Con algunos de los productos que estamos usando, FitzGerald quería un volumen de 10 galones por acre. Lo más que yo puedo, por cómo el dron está construido, es alrededor de 7. Lo que hicimos fue realizar dos aplicaciones a razón de 5 galones por acre. Tenemos diferentes bombas y boquillas, que puedo intercambiar para alcanzar esos 10 galones por acre de cobertura. Creo que tenemos mucho potencial por analizar.”
Sin embargo, las licencias y las dosis de aplicación, no son las únicas limitantes.
“El dron aplica con un volumen menor, por acre o por cada 1,000 pies cuadrados, que un equipo convencional,” dice Rost. “Otro detalle es que, en las aplicaciones convencionales, no se aplica un solo producto. Generalmente se aplica fungicida, insecticida, fertilizantes, agentes humectantes, reguladores de crecimiento… todo tipo de cosas. Se pone todo en el tanque y se aplica a una misma dosis. Así es como se hace el trabajo de forma tradicional. Con un dron, tengo límites. No puedo poner fertilizante en el dron. Se necesita un volumen mayor para el fertilizante. Podríamos aplicar fungicidas o insecticidas a dosis más bajas, pero veo difícil poner más de un producto en el mismo tanque, por lo que sería un vuelo por separado para cada producto. Esto es algo difícil de asimilar para los superintendentes. Es muy diferente a lo que están acostumbrados.”
El dron de Frost Inc. Haciendo pruebas en el campo Municipal Luck.
Otro detalle son las recomendaciones de las etiquetas.
“Las etiquetas de los productos, tienen una dosis recomendada. Algunas dicen 20 u 80 galones por acre, pero 4 galones por acre, no aparece por ningún lado,” afirma Rost. “En New York, por ejemplo, es de hecho ilegal hacer aplicaciones con cantidades no especificadas en la etiqueta. En Minnesota, eso no es un problema; no es ilegal. Pero lo que sí sabemos, es que Bayer Crop Science, por ejemplo, está consciente de que los drones están llegando al mercado, por lo que están planeando la creación de etiquetas que incluyan las dosis de productos, para ser usadas con drones.”
Ajustando el volumen
Otro detalle, es el volumen bruto. El dron de Rantizo, DJI Agras MG-1P, tiene un tanque de sólo 10-litros (poco más de 2½ galones). La vida de la pila — y, por ende, el tiempo de vuelo — está listada entre 9 a 12 minutos, en el mejor de los casos. Puede acortarse a unos cinco minutos, dependiendo de la carga útil, velocidad del viento y algunos otros factores.
“El volumen que un dron puede cargar, es de solo 2 o tres galones,” dice Rost, “comparado con un equipo tradicional que puede llevar 200 o 300 galones. Eso sería un número excesivo de misiones, cuando se trate de áreas extensas. Simplemente no es posible.”
Rantizo tiene una solución para esto. Ott, el CEO, dice que Rantizo es la única compañía autorizada por la FAA para operar “enjambres” de drones en zonas rurales en 48 estados. Uno de los pilotos de Rantizo puede volar tres drones al mismo tiempo, además, la compañía tiene un sistema de “refill” automático que, combinado con los vuelos de estos enjambres, “ayuda mucho en nuestra productividad,” afirma Ott.
Sin embargo, esto no es para los débiles. O sin licencia.
“He visto trabajos con enjambres en agricultura, y es todo un circo,” comenta Rost. “Yo diría que muy pocas personas pueden coordinar una operación de esa magnitud, incluso en lo agrícola. La coordinación debe tener una precisión, casi militar. No es para aficionados y yo, debo admitir, aún soy un amateur.”
Y luego está el asunto de la “resolución”. Rost explica que un equipo tradicional con boquillas a 20 pulgadas y GPS con controles individuales de las boquillas, tiene una frontera de resolución de 20 pulgadas. “La frontera de resolución, es básicamente la precisión, o la habilidad de garantizar la aplicación uniforme, sin huecos ni zonas de doble aplicación.”
“El patrón de aplicación efectiva de un dron es de 12 pies,” comenta Rost. “Sabemos que no tenemos aún la precisión de un equipo tradicional con GPS. Esto es importante cuando se trata de reguladores de crecimiento en los greens y collares, por ejemplo. Quizá se tengan pastos diferentes y diferente regulador para cada uno. La precisión en estos casos, es crucial. Estos son los detalles que los superintendentes nos están comunicando.”
Rantizo, asegura que ya resolvió este problema. Usando posicionamiento kinemático en tiempo real (RTK, por sus siglas en inglés), ellos están ciertos que la precisión es hasta de 3 centímetros, o poco más de una pulgada. Pero, por supuesto, esto viene con un costo adicional.
¿Drones cómo ahorradores de tiempo y mano de obra?
Con todo esto… ¿Los drones realmente son una solución a un problema?
“Lo que estamos tratando de apoyar es la escasez de mano de obra actualmente,” comenta Ott. “Es un problema generalizado. La meta de Rantizo es ayudar a resolver esto. Y (los drones) llegan a lugares donde equipos convencionales no pueden entrar — como volar un lago, aplicando contra las algas, todos esos componentes con agua o “hazards” del campo, o las malezas en las orillas de los lagos. Es una respuesta a estos detalles.”
El dron de Rantizo usado para la aplicación de prueba en el LedgeRock Golf Club.
Rantizo advierte que sus servicios son para pequeñas superficies, áreas de difícil acceso y lugares donde no se pueda entrar con los equipos tradicionales. Para áreas grandes, promocionan los beneficios de las aplicaciones dirigidas, lo que puede ser de mayor beneficio en un campo de golf.
La investigación ha mostrado que los drones, son particularmente buenos para aplicaciones dirigidas a enfermedades y estrés de sequía, incluso antes de que sean visibles a simple vista. Uno no necesita ser un visionario, para vislumbrar un futuro donde un dron revisa el campo de golf y otro hace las aplicaciones, justo detrás.
“Hubo un podcast con el Dr. (Frank) Rossi en Cornell,” comenta Rost. “Le intriga la posibilidad de hacer aplicaciones nocturnas, cuando no hay golfistas. Si usted tiene que aplicar un fungicida con un torneo al día siguiente, podría salir con un dron en la noche y realizar la aplicación, sin que nadie incluso se diera cuenta.”
Seleccione sus áreas
A decir verdad, hasta que cambien las reglas, la tecnología mejore y los costos disminuyan, los campos de golf no están en riesgo de ser invadidos por drones. Los contratistas de Rantizo, cobran ahora por hora en lugar de hacerlo por acre, haciendo proyectos pequeños — como las áreas fuera de juego y lagos y fuentes con algas — poco costosos y amigables con los clientes.
Prueba de un tinte de “tracking” en un bunker del LedgeRock Golf Club en Mohnton, Pa., el 24 de agosto 2021.
“No es demasiado costoso,” dice FitzGerald. “Para mí, funciona bien. Hay trabajo involucrado (aplicando manualmente) —, son dos personas con la manguera, si tuviera dos técnicos de aplicaciones… y coordinar el trabajo. O puedo pagar un contratista y quitar el pendiente de mi lista. Me ahorra el trabajo, y si tiene que poner gente a hacerlo, significa que algo más queda sin terminar.”
“No hablamos de precio,” aclara Clunis, notando que la prueba con el dron fue benéfica tanto para Rost, como para él. “Por eso no tengo licencia acuática. Es más barato para mí contratar a alguien más. Es perfecto para esto, o para gente con áreas nativas dónde no se pueda o no se deba transitar. Esa es la ventaja y es perfecto para ello.”
AUTOR: Andrew Hartsock es el Editor General de GCM.
TRADUCTOR: IA Mauricio Aguirre García. Servicios de Atención al Cliente y Equipos Especializados Toro en TERMSA.
PUBLICACIÓN: Golf Course Management. Septiembre 2021. Título Original: Drone spray applications taking off on golf courses. https://www.gcmonline.com/profession/operations/news/drone-spraying-golf-course?utm_source=informz&utm_medium=email&utm_campaign=general&_zs=7UAEN1&_zl=vM6V6